martes, 1 de noviembre de 2011

Sobre Surtsey, donde la evolución no ha hecho más que empezar...

En una entrada anterior, a propósito de la reciente erupción volcánica submarina en las proximidades de La Restinga, al Sur de la isla de El Hierro, se anotó la propiedad surtseyana de este proceso eruptivo. Aún cuando hoy se siguen produciendo eventos sísmicos (a la fecha de esta entrada son ya 10708 desde el pasado 15 de julio) y el más reciente, producido ayer lunes, alcanzó los 3,9 grados en la escala Richter, pudiendo observarse piroplastos humeantes en la superficie del mar próxima a La Restinga, parece totalmente descartado la creación de una nueva isla como sucedió hace casi cincuenta años con Surtsey.

Surtsey, que toma su nombre de Surtur, dios escandinavo del fuego, es una isla en Islandia que nació cuando el actual presidente de la República islandesa apenas alcanzaba la veintena de años, lo que es decir, la isla es más joven que el actual presidente del país al que pertenece, y que casi todos los presidentes de Europa (y del mundo). Es, de hecho, una de las islas más jóvenes del planeta.



Imagen de Surtsey tomada el 12 de junio de 2001 por el satélite IKONOS (Fuente: NASA Earth Observatory).



Surtur llega del sur
abrasa las ramas,
fulgura la espada
del dios de los muertos:
las montañas chocan,
los monstruos se derrocan,
pisan las vías de Hel
y el cielo se raja.
(Völuspá: La Profecía de la Vidente. Estrofa 52)


Surtsey nace a partir del 14 de noviembre 1963, según observó un pescador islandés que dio aviso a las autoridades sobre una columna de humo que se abría paso en mar abierto a 32 kilómetros al sur de Islandia, cerca de las Islas Westman (Vestmannaeyjar). Entonces, una violenta explosión volcánica da comienzo al proceso de formación, durante casi cuatro años, de una nueva porción de tierra aislada. La erupción, que se inicia a 130 metros por debajo del nivel del mar, alcanza a salir a la superficie en pocos meses y sumar un máximo de 270 Ha de tierra emergida, en la actualidad estabilizada en 141 Ha. Junto con Surtsey, se formaron otras dos islas hoy desaparecidas. Desde entonces, se ha convertido en un verdadero laboratorio para biólogos y científicos que observan como nuevas especias van colonizando la isla paso a paso.

En esta isla se puede verificar la precisión de las ideas de Lyell, algunas heredadas de Hutton, según las cuales a la elevación inicial sucede un hundimiento gradual (subsidiencia) alrededor de los cráteres, confirmando el equilibrio compensatorio de los movimientos del suelo. A pesar de la erosión constante y la pérdida de altura del terreno, propio del asentamiento natural de los sedimentos volcánicos, se estima que la isla tiene pocas probabilidades de desaparecer. Hacia finales de la década de 1960, hongos, bacterias y la primera planta vascular se sumaban a unas diez especies presentes, un número que hoy se eleva a varios centenares, incluyendo hongos, líquenes, 89 especies de aves y 335 especies de invertebrados. La evolución de un ecosistema desde cero, le ha servido a Surtsey para ganar el reconocimiento como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en el año 2008.



Evolución del contorno de Surtsey entre 1967 y 2002.



Un dato curioso: de las 490 especies de plantas presentes en Islandia, unas 30 ya se han establecido en la isla. Por su parte, las aves se asentaron sólo tres años después de finalizar la erupción. Desde 1984, se ha estabilizado una colonia de gaviotas, a las que se sumaron en años posteriores frailecillos del Atlántico, entre otros. La fauna marina también ha proliferado en torno de la isla, siendo un lugar de cría para focas grises, además de un ámbito en el que merodean las orcas. Bajo el agua, un nuevo ecosistema de erizos, algas y estrellas de mar han ido poblando las laderas del volcán.

          Hoy en día, sólo un grupo reducido de científicos están autorizados a aterrizar en Surtsey. Aunque siempre se procura no introducir ninguna especia foránea, es el mismo hombre quien pone en riesgo la pureza evolutiva del archipiélago. En una ocasión una planta de tomate comenzó a echar raíces cerca de la cabaña que usan los investigadores, por una incorrecta gestión de los residuos, aunque por fortuna fue rápidamente destruida. Aún con errores tan humanos, observar la evolución de un “nuevo mundo” desde cero no es una oportunidad que se presente muy a menudo: Surtsey es la única isla del planeta que desde su nacimiento, fue protegida y convertida en un enorme laboratorio al aire libre.




Mapa geológico de Surtsey en el año 2000, elaborado por Sveinn P. Jakobsson, del IINH.



Para quien pretenda profundizar en Surtsey, su geología, biología o ecología, se recomiendan las siguientes publicaciones:
  • Fridriksson, Surtsey: Ecosystems formed, University of Iceland Press, 2006.
  • Fridriksson, Surtsey: Evolution of life on a volcanic island,  Butterworth, 1975.
  • Lasky and Knight, Surtsey: the newest place on earth, Houghton Mifflin, 2001.
  • Thorarinsson, Surtsey: New island in the north atlantic, Littlehampton, 1969.
  • Sycamore, Surtsey: Birth of an island, Celebration Press, 2003.  

No menos interesante resulta la web de The Surtsey Research Society, un excelente repositorio que amplia todo tipo de información relativa a la isla e incluye un completo listado de artículos científicos sobre la evolución de Surtsey desde 1963.

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